“No me cabe concebir ninguna necesidad tan importante durante la infancia de una persona, que la necesidad de sentirse protegido por un padre.” Sigmund Freud.
En la sociedad se resalta la labor de la mamá como el pilar de todas las cualidades positivas que obtienen los hijos en su proceso de crecimiento y de aprendizaje, por tanto, la mayoría de las investigaciones o estudios están enfocados en describir la relación que tienen los hijos con las mamás, dejando el papel del padre en un segundo plano, cuando se debe resaltar que la figura de apego creada con papá es igual de indispensable como el de mamá.
Existen diversos factores por los cuales los padres no están inmersos en la vida de los hijos, como el abandono, la separación de los padres, los padres desentendidos quienes están presentes pero no cumplen su labor o los padres que quieren participar en la crianza de los hijos pero no saben cómo hacerlo y terminan asumiendo un rol de amigo para los hijos. Por tanto, existen diversos factores de riesgo para los hijos cuando los padres no están presentes en su día a día, ¿Y qué es lo negativo de que los padres no participen de los cuidados y la crianza de los hijos?, inicialmente se encuentra que, al no estar esta figura o modelo, los hijos la suplen con otras personas que están presentes en su día a día o toman como referente de lo que ven en la televisión o el internet siendo contraproducente para su desarrollo. Otra problemática que se presenta es que muchas de las conductas conflictivas se relacionan con la ausencia del padre al igual que los sentimientos de tristeza o vacío las cuales pueden afectar su entorno escolar y social.
Comprendiendo algunas de las situaciones negativas, identificaremos algunas positivas sobre la presencia del padre en la crianza del hijo, entre estas, Unicef (2021) resalta la importancia del padre al ser proveedores de nutrición, aprendizaje, afecto, estimulación y protección de los hijos, lo cual aporta un alto nivel de autoestima, adecuado desarrollo cognitivo, disminuye la conducta de riesgo, promueve la empatía, genera autonomía en los hijos y si existen reglas claras y cumplibles en casa permite generar límites claros. En tal caso cuando los padres son más activos en las actividades de la casa y en los cuidados de los hijos se convierten en un factor protector promoviendo la igualdad, la justicia y una adecuada salud mental.
A continuación te compartimos unas recomendaciones para una paternidad activa:
- Estar presente en la crianza, cuidado diario y estimulación en las diferentes etapas de desarrollo.
- Compartir hobbies y espacios académicos con los hijos.
- Ejecutar tareas del hogar, tales como: Limpieza de la casa, preparación de alimentos, aprender de hacer las actividades de cuidados propios como bañarse, vestirse y lavarse los dientes.
- Promover la confianza para que pueda recurrir a ti siempre que lo necesiten.
- Brindar expresiones físicas de afecto, dar palabras de motivación.
- Comunicación con la pareja o madre del hijo para que comprenda que su participación es igualmente importante como el de mamá.
La inclusión del rol del padre en el hogar o en la crianza de los hijos, permite que tanto los hijos como padres puedan recibir el afecto del otro, permitiéndose sentir valorados, escuchados y con diversas cualidades a fortalecer. Poder compartir las actividades básicas, escolares y los juegos crea una alianza y cercanía las cuales es indispensable que se exploren para llegar conocer a la otra persona y evidenciar en qué momento se puede llegar ayudar cuando el hijo lo requiera recordándole que la figura de apego del padre estará presente.
Psi. Aura Cristina Gómez Moreno