No te acerques a mi tumba sollozando.

No estoy allí.

No duermo ahí.

Soy como mil vientos soplando.

Soy como un diamante en la nieve, brillando.

Soy la luz del sol sobre el grano dorado.

Soy la lluvia gentil del otoño esperando cuando despiertas en la tranquila mañana.

Soy la bandada de pájaros que trina.

Soy también las estrellas que titilan, mientras cae la noche en su ventana.

Por eso, no te acerques a mi tumba sollozando,

No estoy allí.

Yo no me morí.

Te recuerdo y te honro mientras camino mi vida, llevo en mi caminar también tu medicina!

(Plegaria Indígena)

Cuando se pierde un ser muy querido en la mayoría de las personas se tiene la costumbre de ir constantemente al cementerio a visitarlo, esto en el proceso inicial de la perdida es normal, ya que queremos de una u otra forma estar cerca de esa persona que se amaba, se siente como una forma de tenerlo, de quedarse a su lado y de hacerle sentir que aún lo amamos y lo extrañamos.

Lo que también se ve es que aunque hayan pasado 2, 3, 4 o 5 años vemos a las personas entrar y salir del cementerio llorando aún a su familiar, estos dolientes se centran en su dolor, en su profundo apego hacia el/ella y su vida se estanca, se paraliza y no avanza. Se pierde un poco el valor de la familia que aún se tiene y se centran es en el familiar que falleció; lo buscan en el lugar donde enterraron su cuerpo y con él también enterraron sus esperanzas, su alegría, sus metas y sueños. La vida les ha continuado, pero con dolor.

Todas las personas elaboran el duelo de forma diferente, según su personalidad, el tipo de relación que se llevaba con el fallecido, el tiempo que compartían, su tipo de muerte, etc. Lo que importa es que ese doliente pueda desahogar toda su tristeza, que tenga una buena red de apoyo como lo es la familia y los amigos, que sus creencias estén fundamentadas en que se debe continuar adelante con valentía, que el amor y el apego son sentimientos diferentes y que todos los días debe dejar ir el dolor y vivir su recuerdo con amor.

Ahora te digo que cuando entiendas que tu ser querido a trascendido, y VIVE en tu corazón y en tus recuerdos, en la belleza de las cosas, en tu actuar, tu sentir y lo que compartes en los demás, en tus sueños cumplidos, en la sangre que corre por tus venas… entenderás que el amor se convierte en un tesoro y el sufrimiento que sientes por su ausencia se transforma en amor, agradecimiento, ternura y millones de sonrisas en tu interior.

Que depende solo de ti como continua tu vida y que eres solo tú el que eliges en esta vida ser fuerte y sonreír.

PSI.SANDRA XIMENA SOLARTE

ASESOR(A) FAMILIAR DE DUELO CALI